El antiguo Egipto siempre ha sido sinónimo de conocimiento esotérico, de iniciación y espiritualidad. Nos han legado grandes vestigios de los sistemas de iniciación que se han practicado en este misterioso país.
En el antiguo Egipto, como más tarde en todas las escuelas iniciáticas de la Hélade, el candidato tenía que realizar una intensa preparación. La iniciación suprema consistía, y consiste, en conseguir la Unidad con el mundo divino, donde se alcanza la felicidad eterna.
El aspirante de hoy, como el de antaño, tiene en el fondo de su ser la rosa de Isis, por cuyo florecimiento obtiene la Luz de Osiris. A través de esa transformación el ser humano alcanza la divinidad y descubre que esta posibilidad se nos ofrece a cada uno de nosotros.
Para que la Luz pueda transformar al hombre natural en el Ser Divino Original, creado a semejanza e imagen de Dios, sólo es necesario desear y querer realizar el proceso de auto-iniciación en la época actual.
Para saber más sobre los misterios egipcios, el sábado 25 de febrero tienes la oportunidad, puedes asistir en la librería Unicornio a la conferencia pública, impartida por Lectorium Rosicrucianum, Escuela Internacional de la Rosacruz Áurea.
Hola:
Me pongo en contacto con usted para presentarle una “nueva” lectura sobre la Prehistoria peninsular (a la par que Mediterránea) que quizá haya pasado por alto… Por supuesto que para los amantes de la Egiptologia también propone una nueva dimensión del alcance de la cultura egipcia, relaciones reflejadas en la literatura antigua con el pueblo sumerio y evidencias de egipcios en la Península…
Me presentaré: soy un autor que en breve va a publicar un segundo libro (Sumerios en Andalucía). No soy ni mucho menos arqueólogo, aunque sí un gran aficionado a la Historia. Se trata de una exposición, siempre tratando de no alejarse ni un ápice de un criterio eminentemente histórico y objetivo, en la que se plantea cómo las civilizaciones surgidas a partir del 3.000 a.C. habrían conocido (y visitado) áreas tan “lejanas” como la Península Ibérica. La razón: la búsqueda de un cobre que empezaba a escasear en oriente…lo cual no es más al fin y al cabo que un rescate de ideas sobre las que antaño ya se discutió. Esta hipótesis se avala con suficientes indicios/pruebas (desde las arqueológicas, antropológicas, las genéticas derivadas de la Genética de Poblaciones, las referidas a la particular Pintura Rupestre Peninsular, antiguos textos sumerios, micénicos, egipcios, etc.) para, al menos, considerarlo como una más que factible posibilidad.
Aceptar tan “atrevida” afirmación contribuiría a encajar extrañas y hasta inexplicables realidades (del todo palpables) como el zigurat de Cerdeña o la protoescritura encontrada sobre algunos materiales prehistóricos hallados en Huelva (caracteres con clarísima relación con los de la época minoica al otro lado del Mediterráneo), el orígen de los cíclopes y el verdadero recorrido de la nave de Ulises, la tímida explosión de la edad del cobre en un curioso foco tan alejado de la Creciente Fértil (el sur de la Península Ibérica con civilizaciones tan particulares como la Cultura del Argar durante el II M.a.C. o incluso Los Millares mil años antes), las embarcaciones pintadas en el Abrigo de Laja Alta en Cádiz…
¿Qué pretendo con este correo?. Simplemente ofrecerle el envío de algún ejemplar (por supuesto que sin cargo ninguno) por si tomara a bien echarle un ojo; estaría más que agradecido. Nada más. Le envío la portada de lo que en breve se publicará
Un saludo y muchas gracias por su tiempo