Desde hace unas décadas los mandalas se han ido insertando en nuestra sociedad y poco a poco se han introducido en diferentes ambientes. Pero, realmente, qué son los mandalas.
Los mandalas provienen de oriente, concretamente de la milenaria India, y significa en sanscrito círculo o disco. Es muy usual verlos en la iconografía mística de este país, tanto en el contexto hinduista como en el budista. En la tradición hindú son usados como diagramas en meditación, ya que suelen representar un círculo que gira en torno a un centro, el de la conciencia que mantiene todo en equilibrio, como en el estado de meditación. Simbolizan el espacio sagrado interior, en el que el macrocosmos y el microcosmos se encuentran, son una representación de nuestra consciencia en diferentes grados de manifestación y realización. Los Yantras son la expresión más común en la India de estos dibujos caracterizados por figuras geométricas en la que triángulos, estrellas de seis puntas, cuadrados y otras formas geométricas se combinan en bellísimos diseños.
En la tradición budista se compone de otros elementos además de los geométricos, con figuras de distintos seres como budas o deidades, pero representan lo mismo en el sentido de la creación de un espacio sagrado que simbolice la mediación entre el mundo y el cosmos. Quizá el mandala más conocido sea el que se realiza en la ceremonia del Kalachakra en el budismo tibetano, en la que un grupo de monjes y lamas realzan uno con arenas de colores. El fin de este ritual es el triunfo de la consciencia sobre el materialismo y la expansión de la Paz en el mundo. Como dato curioso los mandalas en la tradición budista tibetana suelen deshacerse una vez terminados, pues el objetivo era la realización misma, para que el ego no se quede con la gloria del mismo, se destruye como símbolo de la impermanencia de las formas.
Según arribaban a occidente las ideas y creencias orientales también lo hicieron los mandalas y su uso espiritual, tanto a través del Hinduismo como del Budismo Tibetano. Así, es frecuente encontrar en tiendas especializadas láminas con los Yantras o los Tankas tibetanos que incluyen algún mandala. Además, aunque los mandalas como tales eran desconocidos en occidente, no lo era su sentido y uso. Así podemos ver los laberintos y rosetones en las catedrales medievales, los petroglifos circulares en las sociedades primitivas o los círculos mágicos en las tradiciones mágico-cabalísticas. Todos estos elementos guardan una estrecha relación con el uso que se les daba en oriente. Vemos así, como decía el analista suizo C. Gustav Jung, que los mandalas son una manifestación de la consciencia personal en comunicación con el inconsciente colectivo, así como de un elemento simbólico que ayudaba en el proceso de integración interna o individuación.
Desde finales de los sesenta y sobre todo en la década de los setenta del siglo pasado comenzaron a crearse mandalas de manera libre, sobre todo en el ambiente hippie donde se dio rienda suelta a la creatividad individual como forma de luchar contra las imposiciones sociales de uniformidad. Pasados los años su uso se fue enfocando en el aspecto artístico, muchos artistas de la llamada Nueva Era hacían mandalas a su manera, de forma libre, aunque cada vez tenían menos parecido con los originales traídos de oriente.
Pero el espíritu occidental suele buscar el sentido práctico a las cosas y no se tardó mucho en darles uso como herramienta pedagógica, primero entre niños, para desarrollar su creatividad y espontaneidad, y luego con adultos con fines similares. Lo cierto es que las aplicaciones y descubrimientos en este sentido no han dejado de dar frutos ya que en el ámbito pedagógico se ha visto como los mandalas son útiles para trabajar con niños introvertidos y extrovertidos y equilibrar sus temperamentos. Igualmente con los que tienen déficit de atención, hiperactividad, falta de concentración, etc., pues la realización de mandalas ayuda a mejorar la concentración, la consecución de tareas, o la expresión de las emociones. No es nuevo el uso del dibujo y otras expresiones artísticas en el trabajo pedagógico y terapéutico con menores, pero los mandalas aportan estos nuevos elementos que les ayudan ante distintos problemas.
En relación a los mismos beneficios se usan también con gente mayor, así dan muy buenos resultados en problemas de deterioro cognitivo, pérdida de memoria o alzhéimer. Además de dar una oportunidad de expresión artística a personas que nunca tuvieron la ocasión de hacerlo, pues hay que recordar que el arte está íntimamente ligado a las emociones.
En futuros artículos abordaremos otras aplicaciones que los mandalas poseen, como en el trabajo durante el embarazo, así como ahondar más en su significado.
Artículo escrito por David Suárez, investigador y autor del libro Nueve meses con Colores, Mandalas para el embarazo, publicado por MTM.
me gusta .-.
Hice un curso de mandalas aquí en Chile, tuve que hacer también uno de cartón, con 8 caras elegí el color morado, pues es el que le gustaba a mi nieta Sofía, la más grande y a Laurita la más chiquita, cuando se bautizó, le hice uno que me parecía ver a dos delfines y uno de ellos, la hembra, estaba como teniendo un hijo, el que me parecía Laurita y sus papás.
me gusta mucho me ayudo con mi tarea
gracias, me ilustro muchisimo
a mi no me gusto
Saludos gracias por su información
esto esta bpadrisimo qiuero decir muchas gracias por enviaermelo
pero quien los creo??
en que año se creo el mandala
muy buena la informacion salva en momentos de tareas muy buen aporte.
muy buena la informacion salva en momentos de tareas muy buen aporte..